Charlie Angel: ¿Qué fue de Bethany Bell?
Una niña desaparecida hace treinta años. Un misterioso bloguero que insiste en que alguien cuente la verdadera historia. Una psicóloga de pasado atormentado en busca de una idea para su próximo libro. Una realidad sorprendente.
Quien espere encontrar un guión riguroso de investigación
policial, al estilo más puro de series detectivescas clásicas y/o
contemporáneas, que eche un vistazo a Colombo, Sherlock o CSI en cualquiera de sus franquicias, por poner unos pocos ejemplos de los muchos y muy buenos
que existen.
Charlie Angel bebe de otro caudal. Charlie Angel no es sólo alguien que tiene como compañero a un fantasma, ni una psicóloga que trata de cambiar de vida para escapar de sus demonios. Es eso y también una detective sin formación, una escritora novel con ciertos problemas y un secreto difícil de creer (por eso se lo calla), una joven cualquiera (a pesar de su secreto) que se mete sin quererlo ni saberlo en una historia extraña. Sobrenatural.
Y es que el mundo al que llega Charlie Angel, ese en el que no sospecha estar viviendo, se viste abiertamente de magia negra y telepatía, y entre sus moradores se encuentran espectros asesinos, mellizos misteriosos de habilidades extraordinarias, ciegos que ven aunque obviamente no deberían... Y una bruja nórdica con intenciones maquiavélicas, un exmarido no muerto del todo y amistades de poco fiar.
Aquí existe, incluso, un portal mágico. Y, tras él, un lugar que ya no debería existir porque ya existió y se transformó: El viejo Aderly y el nuevo Aderly ya no se parecen en nada, y, sin embargo, son el mismo lugar al que llega Charlie Angel en busca de inspiración para su nuevo libro. Es un viaje al que la empuja DeathAngel, el bloguero del que hablamos al principio...
DeathAngel... Otro solitario. Pero éste sí sabe dónde se ha metido.
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